martes, 24 de marzo de 2009

gorda yuyera

haciendo cálculos llegué a la conclusión que de mis 26 años de vida, he pasado 11 de dieta, ouch!

esa etapa de niña a mujer ya me agarró tomando la bendita sopa de apio.

he probado todas las técnicas, que no vienen al caso relatarlas ahora, y también logré gloriosos años de delgadez que quedaron en el recuerdo.

me había avisado mi abuela que a medida que pasan los años se hace más difícil bajar, me dijo el nutricionista número 14 de mi vida que a partir de los 25 el organismo se vuelve lento... a ninguno de los dos les hice caso, dale que te dale a las cuarto de libra con queso.

hace seis meses ingresó a mi ofi una nueva compañera que vino del interior del país, con toda esa sabiduría que caracteriza a la gente del campo, mañana tras mañana ingería un extraño jarabe con su tereré, QUE ASCO decía yo en mi mente, y bue, en su cara también le decía...

el punto es que ahora, a seis meses de haberla conocido la tipa está a la mitad de lo que era cuando llegó, la muy perra atribuye tal éxito a que tomaba religiosamente ese preparado que hoy jura es milagroso.

la semana pasada, con mis últimas moneditas del mes en mano, le rogué que compre las plantitas mágicas y me adhiera a su club.

ahora religiosamente ambas las dos, de 7 a 13 horas no paramos de tomar y recargar el milagroso líquido... juro que funciona! eso sí, te baja la presión a menos mil y andas como boluda por el mundo, además de darte un insomnio de la p... madre por la sobredosis de yerba, pero sí que vale la pena caralho! comes y tu cuerpo derrite todo gracias a quien sabe qué yuyo.

vamos a ver hasta cuando me dura la obsesión y hasta cuando mi cuerpo se porta bien, porque ese tema del acostumbramiento a las dietas siempre nos caga y estanca.

si sale bien, hasta pienso patentar la receta.