miércoles, 26 de septiembre de 2012

gordita profesional

Cuando uno es gordo se tiene que tragar que por el simple hecho de ser gordo le desacrediten.

Descubriste la cura al cáncer, pero sos ese doctor GORDITO que descubrió la cura.

O sea, cuando la gente te señala no dice, mirá un poco, es ese, el genio que esta allá en la esquina, sino que dice, mirá un poco, es ese el gordito de anteojos que está ahí parado.

En mi caso, pocas veces fueron las que no me identificaban como “la gordita, la rubia gordita, la gordita de lentes, etc. etc.” es como que al tener kilos de más facilitás la descripción para que la gente te ubique pronto en el mapa.

Todo este preámbulo solamente para contarles que la otra vez tuve que ir a hacer un trabajo en una sucursal del lugar donde laburo, eso involucraba un par de días en otra ofi y con gente con quienes normalmente solo trato por teléfono.

Llegué y todo era buena onda, hasta que entre el blabla típico de una oficina me entero que la secretaria del jefe se burlo de mí.

Me enteré que dijo algo así como: “Ahí viene la miss peggy de la otra ofi, la chanchita de los Muppets”, y dijo eso como para ser “mala” gua’u conmigo.

Primero me piché, me enojé porque dije, puta, no estamos más en la secundaria para estos comentarios, y admito que me dolió un chiqui.

Después pensé en dos cosas y me tranquilicé: una, yo tampoco soy ninguna santa y suelo lanzar esos comentarios cizañeros y dos, bueno, si eso es todo lo que pudo decir de mí no es nada al lado de lo que yo pienso de una persona tan recurso’i como ella, que por algo seguramente a sus cuarenta y largos años lo máximo que puede aspirar es a leer la Cosmo en su escritorio de secre y burlarse de las gorditas profesionales como yo.

Touche!

casorio

Mañana se casa una de mis mejores amigas.
Tengo muuuchas amigas y entre todas, ésta es con la que menos coincido en cada pensamiento, siempre chocamos, siempre! ella siempre ideal y yo tan terrenal. Sin embargo, siempre tuvimos ese pacto tácito de darnos mutuamente la primicia de lo más importante que nos va pasando a medida que pasa el tiempo. Entre esas primicias estuvo por ejemplo la de un día cualquiera entresemana en el que ella, escondidita desde un baño, me llama y me dice: Loca! Me caso!

Esta vez no voy a hablar de las 14 fallidas dietas que hice para llegar churra a su casamiento, pero si les voy a contar del papel medio protagónico que tuvo la comida a lo largo de nuestra amistad (al fin y al cabo esto es un diario sobre eso, no?).

Se puede por ejemplo hacer una línea de tiempo y recordar que a eso de los 13 nos reuníamos después del cole en su casa y esperábamos que su madre salga para ir corriendo a la coreana de la esquina y rayar, no pucho ni alcohol ni nada de esas cosas que suelen dar curiosidad a esa edad, sino INGREDIENTES PARA HACER PIZZA! Y así tarde a tarde nos escapábamos y la merienda era un festín de gula.

En esa época mi amiga era también gordita hasta que un día, previa puteada porque la libreta de la despensa vino casi un millón, mi amiga empezó a hacer dieta y se quedo flaquita flaquita y ya no subió nunca más (perra). El resto de la adolescencia ella, por haber bajado tanto, se erigió en una especie de gurú del adelgazamiento para todo el grupete y nos daba recetas jodidas y dolorosas entre las que primordialmente figuraba echar tés en el terere y darle con todo hasta asegurarnos de que ya nunca más saldríamos del baño. Desastre. Ya de grande, en los viajes de chicas era la que más sabia cocinar siempre, y eso (entre otras cualidades protectoras) le convirtieron en la mamá de todas, así le decimos de cariño. Y de grande también, mi amiga tuvo varias eras gastronómicas, que ya no dependían tanto de las amigas sino de los amores, pasando por un novio de asado diario (si! dia-rio) y por otro vegetariano, hasta llegar a la etapa omnívora en la que encontró el amor para siempre.

Mi amiga, la que se casa, no se sabe muy bien con qué platillo nos va a aparecer mañana en la fiesta pero de algo si podemos tener certeza y es que en esta línea de tiempo, al leer esto, ya va a estar en su propio y vivieron felices y comieron perdices. Salud!

jueves, 6 de septiembre de 2012

la reivindicación de los gordos

Que la tele en general es un freak show eso ya sabemos, pero me anda llamando la atención que hoy en día no solamente la mujer barbuda o el hombre mas enano del mundo (chulina Nelson) son fenómenos mediáticos.

Pareciera que hoy día basta con ser gordo, o ser gordo adelgazado, o ser un gordo fan de alguien, o ser simplemente gordo para ganarte un espacio que de inclusivo y anti discriminatorio no tiene nada.

Muchísimos minutos del prime time dedicados a burlarse de personajes cuya peculiaridad mas marcada es simplemente tener kilos de mas, bueno, y un poco de simpatía, pero que gordo no es simpático?

Tal es el caso del Bailando de Tinelli que lanza a su pista a personajes como una gorda del programa de Cuestión de Peso, cuyo merito no es justamente el saber bailar, sino haber bajado como 80 kilos; o al gordo fan de Wanda Nara, que se las pasaba llorando y siendo patetico y así se ganaba una semanita mas en el show, o sin ir mas lejos; la Mole Moli que si bien se destacaba por haber sido boxeador, llegó a la final justamente por ser una Mole que bailando solo causaba un poquito de verguenza ajena y un poquito de ternura.

Pero esto no es tercermundismo latinoamericano. En USA triunfa Glee reivindicando a los losers, entre los que encontramos al nerd de siempre, la teenager embarazada, al gay, al inválido, a la cheerleader hueca y claaaaro a las gordas que al final se quedan con los mejores galanes. Tanto esta marcada la gordura como especie de “impedimento” que inclusive en el programa Project Glee que es una especie de semillero de la famosísima serie, encontré a una participante que además de tener cierto talento de voz, alega que su sueño es demostrar a las gorditas que SI SE PUEDE! que por mas gorda que seas podes llegar lejos.

Claro que se puede llegar lejos, si al final todos somos personas, con razón y espíritu. Pero me confunde el mensaje. Llegan lejos pero sus personajes son objetos de burla, en todos los casos. La rareza de sus papeles radican en que “Oooooh! mirá como la gorda se queda con el Mariscal de Campo”.

Y eso señores, no es la vida real. No lo hace mas aceptable en la sociedad, no lo hacen mas llevadero en el día a día.

Muestran una realidad super fácil y light, siendo que en el fondo, por mas amor propio que nos tengamos, no es un paseo convivir con decenas de kilos de mas. Nadie duda de la inteligencia o simpatía o talento musical de un gordo, pero no es en un abrir y cerrar de Big Mac que todos los tipos se van a enamorar de vos, o que el Director de alguna obra te va a elegir de protagonista o que alguna marca te va a pagar para que seas su imagen.

Lastimosamente a veces el intento de parecer “inclusivos” solamente marca mas fuerte las diferencias. Y lastimosamente, la mayoría de nosotros consumimos esos programas mientras nos comemos unos snacks.

un poco + de lo mismo


La imagen es esta: yo en la estera o yo en la maquina que simula una escalera. Sudor y lágrimas.

A mi frente, los personajes de siempre:
- el ultra stressado que jura que generando endorfinas una hora al día recupera todo lo perdido en anhos de workaholiquismo.
- la vieja mega tuneada con cara de velocidad de tanto estire quirúrgico que vestida en top y calzas super ajustadas deja ñembotavy que el instructor le toque un poquito.
- los pendejos que licuado y pichicata mediante intentan llegar pesokitas al viaje de fin de curso a alguna playa du brasiu.
- la flaca desorden alimenticio que derrama toda su furia sobre la bici fija.

Y claro, yo. Yo que cuento los segundos para que acabe la sesión y cuento regresivamente los años que me faltan seguir yendo a ese maldito lugar para perder los kilos que quiero y nunca mas volverlo a pisar.