La tormenta de Santa Rosa está cerca. Debe ser por eso que desde el domingo me propuse ir a caminar. No para adelgazar, para curar el alma y relajarme (bola, para adelgazar también).
Ayer invité a una amiga y como condición tenía que llevarle hasta su casa para que se ponga su correspondiente atuendo deportivo.
Le esperé y le esperé, bastante. Qué lo que tanto tarda esta tipa?! pensé.
Y cuando sale de su casa la muy perrita tenía en mano DOS SANGUCHES GIGANTES compuestos de: galleta + jamón + doble queso, bien tostaditos, bien derretidito el queso, una delicia.
Me dice: "Para no desmayarnos en el camino traje esto".
Y por supuesto que agarré el mío, muy consciente de que estoy a años luz de desmayarme por desnutrición.
Tan suculento era el sandwich que estábamos entrando al parque y todavía no se nos acababa.
Fue muy simpática la escena de las dos caminando por la pista y sacudiéndonos las miguitas de galleta.
Va a estar MUY difícil esto de la vida sana...
pd: la próxima a los sanguches podría acompañar un rico juguito :)