martes, 13 de septiembre de 2011

electro shock!

Fui a probar ese tema de los electrodos.
A mi pues constantemente me están diciendo: probá esto, probá lo otro, RE funciona... y entonces yo voy y tanteo, para pesar de mi cuerpo que no entiende ni lo que le hago y sobretodo atentando contra mi billetera.
En fin, fui al centro de estética, entré y encontré un ambiente super zen, musiquita, chorrito de agua cayendo, ricos aromas, la recepcionista que te hablaba con voz suave... todo dirigido a un estado total de relax. A decir verdad, el relax a mi en ese momento era lo que menos me importaba, yo solo quería que me eliminen COMO SEA estos rollos.
Me hicieron pasar a un cuartito con una camilla y una iluminación super suave, la musiquita seguía ON. Entró una señorita con una voz también suave que me pidió que me desvista y así lo hice. Me dice la chica: "Primero vamos a hacerte un drenaje linfático" y empezó a masajear. Yo ni sabía lo que eso era pero sonaba bien la palabra DRENAJE, era como que chau grasas. Me entregué a las manos de la masajista, hasta que pasó de una suavidad a una brutalidad extrema, exprimiendo cada rincón de mi anatomía. Era todo muy confuso porque la masajista era toda chiquitita con una voz suave pero dentro suyo guardaba una fuerza! (miedo). Quería llorar, pero aguanté estoicamente. Pensaba en todas las ropas lindas que me iba a comprar y en todos los churros que me iban a especular. Terminó el masaje, mi piel quedó bien roja y dio inicio a la etapa de los electrodos. Colocó los aparatitos en las zonas digamos más jodidas, reguló la máquina y me dejó sola.
Al principio sentía unas contracciones, eran leves. Pero al cabo de unos cinco minutos esas contracciones se tradujeron en dolor. Dolor como si fuera que me descuerearon en la CIMEFOR (así al menos cuentan). Cuando terminó la sesión, que en total con el masaje duraba como una hora y media, yo no podía ni levantarme, tuve que hacerlo porque con tanto toqueteo y electricidad moría de ganas de hacer pis, y una vez que logré llegar al baño pensé que nunca más podría levantarme.
No exagero. A todas las que dicen que preferirían cualquier cosa antes que ir a entrenar, les cuento que estar en una camilla con toda esta parafernalia dista mucho de ser relajante.
Funciona? Sí, funciona. Pero el secreto es la constancia y acompañar con dieta y miles de litros de agua al día. Sigue doliendo en las próximas sesiones? Sí, sigue doliendo, pero ya no es el choque de la primera vez en la que no sabías qué te esperaba. Pros? Te sentís toda una Jessica Cirio yendo al SPA a tratar tu cuerpacho, además tu piel mejora notablemente. Contras? Para mí, el mayor contra es que los packs son bastante caros pero si tenés la platita y estás decidida... adelante y suerte!

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