El sábado 15/oct fue una de esas fechas que una nunca olvida, bueno, al menos si sos paraguaya como yo, en tus veinti y pico años (cuasi treinta) y tu mamá te retaba porque "cómo te va a gustar ese muchacho tan sucio con el pelo largo y jean rotoso". Sí gente, pese a todos los pronósticos negativos que podríamos haber hecho, Axl Rose estuvo aquí. Escribo (ya es jueves) y todavía no puedo creer.
A estas alturas todos ya saben lo increíble que fue el concierto de los Guns, leí que fue el mejor sonido, la mejor performance y hasta la mejor audiencia de la gira. Todo un orgullo y esperemos un graaan estímulo para que sigan trayendo artistas de esta talla, que por más que nuestros bolsillos se vean un poquitito afectados (imposible perdernos de asistir), nuestros corazones se llenan de emoción.
Salté como tarada (yo suelo ser la pirevaí del grupo que se queda atrás), grité como loca, canté, inventé letras que no eran justamente inglés y hasta lloré! Sobreviví 5 horas de espera + casi 3 horas de concierto a sabiendas que ir al baño sería imposible por la cantidad de gente y por no perder mi lugar. Conseguir algo para tomar/comer era una odisea, pero nadie se malhumoraba. Era como que cualquier incomodidad era mínima, porque sabíamos que nos esperaba algo bueno. Y sí fue bueno. Único.
En fin, tiene todo esto algo que ver con el tema del blog? Claro que sí, tiene todo que ver. Primero, porque la venida de los Guns fue un suceso que nos movilizó (para bien o para mal) a TODOS en Paraguay y; segundo y muy importante para quien escribe, esta vez la emoción jugó a mi favor, ya que después de tanto saltiteo la balanza del lunes indicaba: UN KILO MENOS :) y qué kilo bien perdido carajo!
Foto: Víctor Gayoso para www.paraguay.com
Si querés ver otras imágenes del concierto, clik aquí :)
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