Terminé mis gestiones y al salir se había cambiado el guardia de la entrada.
No se imaginan lo que me costó convencerle al de turno que "ese" era mi documento, el tipo no me quería devolver porque insistía en que no era yo. Hasta que cansada lancé el humillante: "Claro que soy yo!!! Hace 20 kilos!".
Y estiré de sus manitos mi carnet saliendo con la frente bien en alto como si fuera que nada pasó.
(maldito!)
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